viernes, 18 de noviembre de 2011

Young Love Murderer III

Me quedé en blanco, con mi boca entreabierta y mi rostro helado como un bloque de hielo. Travis estaba en una situación bastante parecida a la mía, dio dos pasos hacia tras y clavó su melancólica mirada en mis pupilas.
-Ehm- se aclaró la garganta de la dubitación -él... él es Joe, ¿verdad?-
Y esa pregunta me hizo sentir mucho más incómoda que antes, ¿cómo podría saber su nombre?.
-¿Cómo lo sabes?- le pregunté, necesitando obtener una respuesta.
-A veces... cuando duermes.- me contestó, y lo comprendí, y sentí lo triste que se sentía; quería correr a abrazarlo pero no era el momento, esto era mi culpa, por utilizarlo para tratar de olvidar a Joe; claramente no lo había logrado, porque pensaba en él hasta en mis sueños.
-Lo siento- dije, la pena llenaba mi cuerpo entero. Travis sólo se bajó de hombros y miró a Joseph.
-¿Puedo hablar contigo?- le preguntó. Él alzó su rostro y se acercaban de a poco.
-Travis, él no es mi novio- susurré cuando iban saliendo del departamento.
-¡Claro que sí!- vociferó Joe, deteniendo su marcha y dándose vuelta.
-¡No!- le grité de vuelta -terminamos hace medio año, ¿qué acaso no lo recuerdas?-
-Nunca terminamos oficialmente, Demi.-
-¿Y creías que seguiríamos juntos después de que me dejaste partir en ese taxi? Y ahora, ¿tanto te demoraste en venir por mí? ¿seis meses, Joseph?- le dije, estaba furiosa, estaba triste y aún no podía dejar de  sentir el deseo de arrojarme en sus brazos y poder tocar, otra vez, nuestros labios.
-Lo intenté tantas veces, pero... por eso vine, ahora. Necesito explicarte todo, déjame hacerlo, por favor- juré que un poco más y se ponía de rodillas. Quería escucharlo, pero tenía que esperar.
Me arroje en el sillón, y evité su mirada, dando la conversación por terminada, luego él y Travis salieron, dejándome sola con esta extraña soledad y con el aire atascado en mi garganta, sin poder inhalar o exhalar, pero me daba lo mismo, mi mente estaba demasiado revuelta y mi corazón muy confundido como para pensar sobre mi respiración irregular.
El ambiente se tornaba más pesado y más torturador a cada segundo que pasaba, decidí ponerme unos shorts y unas zapatillas comunes y corrientes, pero, para mí sorpresa, se veían bien con la sudadera de Travis que ya traía puesta. Me até el cabello en una trenza, tomé mis llaves, mis anteojos de sol y una botella de agua para salir a caminar, a ver si encontraba una solución a todo esto que estaba pasando.
Caminé y caminé por muchas calles, ya estaba por el centro de la ciudad cuando encontré un pequeño parque que serviría como un lugar para acostarme a ver las nubes pasar. Me senté en la grama que crecía en total armonía con su alrededor. Una mariposa revoloteaba a mi lado, y envidié su libertad. Se fue volando y la seguí con la mirada, hasta que se perdió de vista, cuando pasó justo detrás de una pareja que se abrazaba calidamente.
Vi al muchacho y su cabello rizado me causó impresión, se parecía bastante al de él. Tenía una camisa a cuadros parecida, y el bolso, y... lo estaba mirando demasiado. Pero de pronto él también me miraba. Y sí era él, pero ella, ella no era Miley. Sus pequeños ojos cafés se escandalizaron cuando toparon con los míos. De un salto ya estaba parada y haciendo mi camino hacia él. Nick se puso de pie, también, y la rubia chica se quedó sentada sin saber qué estaba pasando. Quedamos a menos de cincuenta centímetros el uno del otro, la palma de mi mano fue directamente a su mejilla, sonando tan fuerte que logró asustarme.
Él tardó en reaccionar, pero cuando consiguió hacerlo, sólo asintió con la cabeza y tomó mi muñeca derecha.
-Prometo explicarte todo esto-
Y ya eran dos personas las que me debían explicaciones, casualidades que se daban en la familia de apellido Jonas.

Esa misma noche, yo y Nick nos sentábamos en mi cama. Primero me abrazó y me dijo lo mucho que me extrañaba. Todavía no tenía ni rastro de Travis, pero lo más probable es que haya ido a casa de su hermana. Mis intenciones no eran molestarlo, lo llamaría en un rato más.
-Bueno, yo vine a algo...- empezó, pero, por alguna razón, quise posponer el momento.
-No, antes, quiero hablarte de Joe.- dije, y mis mejillas ardieron y se ruborizaron como me pasaba cuando tenía diez años.
-¿De Joe?- me respondió él, bastante confundido -¿por qué? ¿qué pasó con Joe?-
Tragué, intenté tranquilizarme un poco para poder decir las cosas bien. Le relaté todo lo ocurrido desde hace un día, era tan poco el tiempo en que lo había vuelto a ver, pero me resultaba tan gratificante tenerlo cerca que mi mente trataba de pensar que nunca se había alejado de mí.
-Wow- dijo cuando finalicé.
-¿"Wow"? ¿es todo lo que dirás?- él me miraba con una media sonrisa formada en su rostro.
-¿Y cuánto tiempo vas a esperar para dejar de torturarlo?- me preguntó con el mismo gesto, y la misma expresión en sus ojos.
-¿A qué te refieres?- Nick siempre conseguía alterarme de algún modo.
-Él te ama, tú lo amas, es lógico, ¿no?- alzó una ceja y movió alternadamente sus manos.
-Él... Nicholas, él no me ama, nunca me amó- y de nuevo sentí mil espinas clavando mi pecho.
Espinas que se convirtieron en mariposas al ver a Joseph apoyado en el umbral de la puerta de mi habitación, con su mirada puesta sólo en mí, arrastraba sus pies.
-Por supuesto que te amé, y te amo, te amo más que a mí mismo, te amo con todas las fuerzas con que se puede amar a una persona, te amo porque sí, te amo porque necesito amarte, porque te necesito, y no quiero perderte-
Estiró una mano, la ofrecía hacia mí. Sin pensarlo la tomé, me ayudó a ponerme de pie, y como antes, me perdí en sus ojos que me elevaban a metros sobre el suelo.


1 comentario:

  1. leeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeet me die :'))))))))))))))) <3 krejgkrejgkrj me da penita travis :cc está muy ggggggenial

    ¡síguela!

    ResponderEliminar