domingo, 2 de octubre de 2011

Enchanted ~ 29 (penúltimo capítulo).

Casi una semana y aún no recibía ni una llamada de él. Sentía mis ojos húmedos mientras veía la foto sobre mi mesita de noche que nos mostraba a los dos, abrazados; la puse boca abajo y me recosté sobre mi cama. ¿Tan rápido fue todo? ¿así nada más?, ¿sería que me estaba dejando de lado porque encontró a la chica de sus sueños, así como hizo con Brenda cuando me conoció a mí?. Karma, seguramente; pero yo no tuve la culpa, nadie me mencionó siquiera que él estaba saliendo con alguien más. ¿Por qué defendía tanto a esta chica ahora?, sólo le di un golpe inocente, me motivé por la rabia que estaba sintiendo, no podía enojarse para siempre conmigo sólo por eso, ¿no me comprendía?.
Mi celular empezó a vibrar, contesté antes de que empezara a sonar.
No me di cuenta de quién me llamaba, pero... no, no era quién yo creía, o más bien, no era quién yo deseaba.
-Hola Demi- dijeron al otro lado de la línea, era Nick. Le contesté indiferente. -¿No has hablado con mi hermano, cierto?-
-No, Nicholas. Supongo que está muy enojado, pero no entiendo por qué- mi voz era fría, blanda; arrastraba las palabras para evitar soltar un sollozo. -lo peor, es que me han llamado... ya sabes de dónde-
-¿Qué? ¿Lo peor?. Demi, ¡son noticias maravillosas!- Nick sabía absolutamente todo de mí, era un gran confidente, y yo confiaba plenamente en él; por lo tanto, sabía también de los proyectos personales que yo estaba planeando para mi futuro.
-¿Te parece si hablamos frente a frente?- dije ignorando todo comentario.

Decidimos ir a un café que había a la vuelta de su casa, me fue a buscar y caminamos juntos. Nick era el mejor amigo que alguien pudiera desear, me tomó de la mano sin mayor problemas, ambos sabíamos muy bien lo que éramos, ansié acariciar sus dedos esperando encontrar los largos y algo ásperos que se me hacían habituales, pero como era lógico, no pude dar con ellos. La mano de Nick era gordita, suave, y fría, muy fría. No podía evitar extrañar a Joseph; mi amigo se dio cuenta, me miró preocupado y me abrazó; aunque era difícil caminar así, apreciaba tener a alguien.
-Debes decirle- me enfrentó al estar ya cómodos devorándonos un banana split. -hoy habrá una fiesta en mi casa para despedir a Kevin...-
-No quiero ir, Nicholas. No quiero encontrarme con Ashley otra vez-
-¿Vas a dejar que te falte el respeto así? No puedes dejar que gane. Además no irás por ella, irás por Joe- me increpó.
-Esto no es ningún juego para ganar o perder, Nick. Estoy segura de que apenas podré hablar con él- el tomó aire como para decir algo, ya me imaginaba lo que diría, por lo que respondí inmediatamente -pero lo intentaré- sonreí sin ganas. Él asintió y sonrió en señal de satisfacción.
-Ya no soporto a esa chica- dijo Nick de repente. Me sorprendí al oírlo pero decidí seguir escuchándolo -anda todo el día chillando, pero menos mal que no la veo tan seguido porque se pasa todo el día...- se detuvo en seco, mirándome con unos ojos gigantes.
-¿Con Joe?- pregunté desinteresada, era obvio. ¿Osea que sí me había reemplazado?, negué incrédula con mi cabeza. -estaré en tu casa hoy, Nick- dije decidida.
Intenté parecer fuerte porque quería serlo, quería ser irrompible; pero me sentía destruida, desmoronada, tomaría todas mis fuerzas para poder hablar con Joe esta noche, debía decírselo, debía saber su reacción. ¿Le importaría?, era una pregunta de la que me atemorizaba saber la respuesta.
Me devolví casi corriendo a mi casa. Mi padre no estaba en la ciudad, pero llegaría esta noche. Leí algunas revistas, vi un poco de televisión. Estaba tan asustada de quedarme sola otra vez; de ser traicionada... de perder al amor de mi vida. Porque éso era él, éso era Joseph Jonas para mí. Mi primer y verdadero amor.
No quería derramar lágrimas ahora, tal vez sólo estaba sobreactuando, ¿y si él sólo necesitaba un tiempo?, ¿y si él esperaba, al igual que yo, que la otra persona llamara?, ¿y si sólo con abrazarlo otra vez todo se solucionaba?. Pero, ¿y si no era así?, ¿y si lo perdía?. No podía conciliar la idea sin sentir mi corazón apretado. Ansiaba ver esos ojos, ansiaba escuchar su voz diciéndome cuánto me amaba. Estaba loca y perdidamente enamorada de él, y eso, nada podía cambiarlo.
Me puse un vestido suave, que llegaba hasta sobre encima de mis rodillas. El cielo se nublaba, y el ambiente se iba enfriando, tomé un abrigo negro de la misma altura que mi vestido. Elegí unas lindas ballerinas que mi padre me compró justo antes de irse, de color rosa, con dibujos de flores bordadas, y un pequeño y finísimo lazo encima. ¿Eso era todo?, debía irme ya. Tomé mi bolso negro de cuero, de tamaño mediano, me lo crucé sobre el cuerpo. Cerré la puerta tras de mí, y mi corazón le dio impulso a mis pies para ir a la dirección indicada, hasta esa majestuosa casa, que se impuso enorme ante mí, ahora, y tal como el primer día.
Denise me recibió con un fuerte abrazo, "te he extrañado, ¿por qué no habías venido?". Me limité a sonreír, y a dar otra de mis estúpidas excusas -estuve de compras, en otra ciudad-, genial, Demi. Así nadie pensará que eres una descerebrada.
Colgué mi abrigo y cartera en el perchero junto a la entrada. Una larga mesa exhibía un gran banquete, todos bebían y comían junto a él. Saqué un pequeño muffin con trozos de chocolate, y me fui a sentar en la esquina de un sillón, amontonada, con mis brazos apegados a mi cuerpo. Veía a todos fugaces, escuchaba sus risas amortiguadas contra el silencio de mi mente, y sus conversaciones me parecían en otro idioma. Yo sólo era una chica de Texas, ¿por qué estaba aquí?.
Ni un rastro de Joseph. Un chico se acercó a hablarme, no tenía idea de quién era pero parecía agradable. En un intento de reír de manera forzada, tragué al mismo tiempo y me atoré, no paraba de toser, el chico me miraba desconcertado; me ayudó a ponerme de pie, tomó mis brazos y los alzó en el aire, mientras toda mi saliva iba quedando en su camisa. "Lo siento", mencioné, todos nos miraban, pero cuando verificaron que no me morí, volví a ser invisible.
-No te preocupes- contestó él, sonriendo.
-Lo siento, ¿me disculpas un momento?- pregunté al notar que Nicholas había llegado desde la planta superior. Me dirigí hacia él, apurando mis pasos y esquivando a todas las personas que ahí se encontraban. Llegué apenas.
-¡Demi!- dijo alegre -sabía que vendrías, te ves encantadora- revolvió mi cabello, lo que hizo que agachara mi cabeza y arrugara mi nariz.
Me pregunté si ya había hablado con Joe. Le contesté que no. No, ni siquiera lo había visto aún. Pusieron música, no tenía ganas de bailar, pero Nick me forzó a ir con él hacia el centro de esa sala. Me ubicó frente a él, y comenzó a moverse de manera ridícula, daba pequeños brincos mientras me miraba con una sonrisa grabada en su rostro, no pude evitar soltar una risa. Él me sonrió aún más, se acercó a mí, me tomó de la cintura y empezó a dar vueltas, mientras yo reía.
-Así es como me gusta verte- dijo, y me abrazó. Fuimos a comer algo más, los dos acabaríamos con toda la comida del mundo en apenas un día. Estábamos conversando muy a gusto, cuando él cambió la expresión en su rostro por completo.
Miré en la dirección que sus ojos indicaban, y ahí estaba. En un grupo aparte, con sus amigos de parranda, y la imbécil del año. Ella lo amarraba con sus brazos esqueléticos, no, más bien lo asfixiaba. Él tenía un vaso en su mano, supuse que era cerveza, lo supuse, pero era cierto. Fui instintivamente hacia el grupo desagradable a la vista que habían formado. Me veía como un hobbit junto a sus enormes amigos. Ashley me observaba con burla, y Joe aún no se percataba de mi presencia.
-¿Puedo hablar contigo?- dije en un hilo de voz que no pudo oír, pero Ashley sí, quién se rió de mí, y lo abrazó más fuerte y acariciaba su estómago.
Mi corazón se hacía añicos. Él notó su gesto, y tocó sus dedos. Entonces me vio.
-Hola- mencionó algo molesto. No podía creerlo, ¿ahora yo era un estorbo?.
-¿Puedo hablar contigo?- repetí, y mis ojos ya se iban humedeciendo.
-Estoy ocupado- volvió a charlar con los tipos que estaban a su lado, y que me miraban como a un insecto.
Miré a Nicholas buscando algún apoyo, ya que mis piernas flaqueaban, él contemplaba la escena con compasión.
-¡Joe!- exclamé con la voz quebrada, él se volvió hacia mí y carcajeó. Un coro de risas lo acompañó. Ya no podía más, me estaban humillando, y rompiendo el corazón al mismo tiempo. -Joe- sollocé.
Hizo un gesto de desprecio con su boca, "¿qué quieres?", me contestó escupiendo las palabras, y con sus ojos llenos de asco.
-Necesito hablar contigo- pero no pude más, justo en ese instante empezaron a caer lágrimas desde mis ojos. Ashley trató de aguantar una risa, pero, al parecer, no se contuvo. ¿De verdad todo esto estaba pasando?.
-¡Demi, no seas estúpida!- gritó Joe al notar que yo estaba llorando, lo que me hizo sentir mucho peor. -¿de qué quieres hablar conmigo? no tenemos nada pendiente- dijo cortante.
Todo estaba arruinado, todo estaba dicho. Esto era lo que me temía, esto era mi peor pesadilla, tenía miedo, y mucho. Retrocedí en mis pasos, y fui corriendo atravesando toda la multitud, que estaban observando todo lo que pasaba. Al pasar junto a Nick, él trató de tomarme por el brazo. Lo esquivé y salí corriendo.
Afuera llovía torrencialmente, al correr por la entrada me tropecé varias veces. No veía nada con mis ojos cubiertos en lágrimas y las gotas de lluvia atormentándome. Lloraba sin parar mientras corría sin rumbo bajo la tormenta. Llegué hasta una esquina, dónde un semáforo indicaba que no podía cruzar.
Me quedé parada allí, llorando y recordando cada palabra, cada gesto, cada risa. Había destrozado mi corazón como si estuviera hecho de cristal. Lloré, y lloré aún más.
Cuando de pronto sentí pasos rápidos tras de mí, y unos brazos sujetándome fuertemente a la altura de mi pecho. Su aroma era inconfundible, no hacía falta verlo para saber que era él, mi llanto aumentó en gran cantidad. Él también lloraba, y se refugiaba en mi cuello, a través de mi cabello.
-Perdóname, perdóname, por favor- dijo con un nudo en la garganta ahogando sus palabras. Me alejé de él, y me di media vuelta, su pelo estaba empapado con la lluvia, y caían lágrimas por sus ojos con la misma intensidad que las mías.
-¡Vete!- grité con todas mis fuerzas -¡Vete lejos y no vuelvas más!- el dolor en mi alma era algo insoportable, me torturaba, como una estaca atravesando todo mi cuerpo.
-¡No!- exclamó él, sacó su chaqueta en una fracción de segundo y me abrazó, cruzándola por mi espalda. Lo empujé con un golpe en su pecho, y lloramos mucho más.
Hice detener un taxi, pero él me impedía irme, abrazándome desde atrás. "Perdóname", repetía una y otra vez. Lo alejé con un codazo, y subí rauda al asiento delantero, él pegó su mano al vidrio, por el que se resbalaban fugazmente las grandes y abundantes gotas de lluvia. El auto se puso en marcha, y lo perdí de vista. Veía las luces pasar, escuchaba la música de la radio como si estuviera tan lejana, como el recuerdo de mi amor con Joseph, como el recuerdo de todas nuestras caricias. Ahora sólo quedaban las cenizas.
Todo desaparecía, y yo no podía parar de llorar.

3 comentarios:

  1. Aaaaaaaaaay, me encantó! Espero el próximo! :)
    Me leí toda la novela en un día ajajaj. Me encanta :)
    Mi twitter es @Clairevrv :)

    ResponderEliminar
  2. Porfavor! SEGUILAA!! muero por saber que pasa! jajaja Maldito Joseph! ¬¬ como le hace eso! =(. en fin
    Encerio AMO tu nove! pero porfa seguilaaaaa! =D

    ResponderEliminar
  3. me encannnnnnnnnnnnnnta , siguela <3

    ResponderEliminar