viernes, 30 de septiembre de 2011

Enchanted ~ 28.

Habían pasado tres días, estábamos los dos sentados en el sillón, en la sala de mi casa. Joe me abrazaba y besaba repetidas veces mi frente y mi nariz.
-Joe- dije sonriendo, no esperaba una respuesta, tan sólo quería decir su nombre.
-Bonita- besó mi rostro hasta llegar a mi boca. Le respondí a todas sus caricias, pasé mis manos por su ancha espalda, y luego las enredé el cabello de su nuca. "Te amo", me repetía una y otra vez mientras sus labios danzaban con los míos.
Tocó mis caderas con sus tibias manos, y se inclinó sobre mí, soltó uno de los botones de mi blusa y deslizó sus dedos hacia mis costillas, aunque tenía una sudadera debajo, me hizo tiritar.
Ya estaba casi acostada sobre el sofá, nos besábamos locamente, y sencillamente no podíamos separarnos. Puse mi rodilla entre sus piernas, y él me acariciaba cada vez más. Nuestras lenguas peleaban como en un duelo, cada uno se impregnaba de la esencia del otro. Yo tiraba de su polera, y el seguía, imponente, sobre mí; sentimos pasos y a la hora de separarnos, podría decirse que fue un poco tarde.
Mi padre nos observaba serio, con los brazos cruzados sobre su pecho.
-Señor, yo...- se apresuró a decir mi novio.
-Demi- dijo él con su voz notablemente ronca -quería hablarte de Joseph, de hecho- le dio una mirada acusadora, yo me sentía avergonzada. Tanto Joe como yo estábamos rojos como tomate, aunque no estaba segura si por acalorados, o del pudor que sentimos al quedar expuestos.
Lo observé.
-Hablé con mis colegas, y algunos productores, y me han dicho que estarían dispuestos a trabajar con él- miré a Joe sorprendida, se le había iluminado el rostro.
-Espere... ¿cómo saben ellos de mí?- preguntó.

Llegamos hasta la casa de Joe, donde tendríamos una cena con toda su familia. Frankie estaba en el segundo piso, divirtiéndose con sus videojuegos. Le pidió a Joe lo acompañara jugando, él lo hizo. Su pequeño hermanito estaba en medio, pero él en ocasiones lograba pasar su mano por atrás y tocar mis labios, yo besaba sus dedos; Frankie le daba fuertes golpes cuando lo descubría; nosotros sólo reíamos.
Escuché una voz uniforme y familiar a mis espaldas. Dirigí mi mirada en esa dirección... ¡Nick!, no podía ser, pero lo era. Fui corriendo hacia él y una gran sonrisa se formó en nuestros rostros; Nicholas no sonreía muy a  menudo, pero cuando lo hacía... lo valía. Nos dimos un fuerte abrazo, él seguía sonriendo; lo veía mucho más feliz que otras veces.
-¡No sabía que estabas aquí!- exclamé.
-¿Joe no te dijo?- miré a mi novio, que se encogió de hombros y me gritó un "¡se me olvidó!" -ya ves como es de distraído- dijo Nick moviendo su cabeza hacia los lados, radiante -pero llegué recién hoy. Te he extrañado tanto, Demi- me abrazó otra vez.

Nick salió un rato con Kevin, Dani, Frankie y sus padres, mientras Joe y yo nos quedamos en casa preparando la cena, bueno, yo sólo le pasaba los ingredientes, porque él es el cocinero, el mejor cocinero del mundo.
-¡Listo!- dijo mostrándome una gran fuente blanca, llena de raviolis, con salsa pesto encima. Lucía delicioso, y olía increíble también. Intenté probar el majestuoso plato con mi dedo, pero él se alejó de mí de manera violenta -¡NO!, tienes que esperar- sonrió.
Llevé los platos hasta la mesa, cuando sentí unos brazos rodeando mi cintura; ¿quién más podía ser? el hombre más perfecto que ha pisado esta tierra, o el perfecto para mí. Tomé una bocanada de aire, la loza que sostenía en mis manos por poco se me cae. Susurré su nombre, él rió en mi oído, causándome un agradable cosquilleo. Me esforcé un poco y logré soltarme para dejar los platos en la mesa finalmente, luego, él me atrajo fuertemente hacia su cuerpo, volteé y quedamos con las miradas fijas en nosotros mismos.
-¿Por qué eres tan lindo?- le pregunté, él levantó sus cejas y abrió exageradamente sus hermosos ojos café. Me reí -te amo- puse las palmas de mis manos en su cuello, y lo besé suavemente.
Nos separamos y él me miraba detenidamente, sonreí, él a mí, y volvió a besarme, y otra vez, y otra vez. Me acorraló contra el mueble que estaba tras de él, y seguíamos besándonos, entregándonos todo el sentimiento que nos afloraba, transmitiendo la química instantánea que poseíamos desde el momento en que cruzamos nuestras miradas. Sentía su barba contra mi mejilla, su respiración sobre la mía, su cuerpo magnetizado a mí.
-Ew- escuchamos a alguien exclamar; por segunda vez en el día nos separamos sobresaltados. Era Frankie, pero junto a él... Dani, Nick, y Kevin. Lo único que agradecía era que mis suegros no hayan estado ahí.
-Cálmate, hermanito- dijo Kev, dirigiéndose a Joe.
En todo esto tiempo, siempre habíamos sido muy discretos con nuestra relación frente a otros. Sabían que éramos novios, nos abrazábamos siempre, pero situaciones como éstas preferíamos dejarlas en privado por respeto a los demás; y ahora, en apenas un día, era la segunda vez que nos atrapaban "in-fraganti". Me sonrojé y agaché mi vista. Entraron los padres de mi novio por la puerta.
-Bien chicos, ¿hora de comer?- preguntó Denise, sonriendo.
-Al parecer Joe se nos adelantó- se burló Nick y Kevin rió con él.
-Jaja, qué graciosos- mencionó Joe, malhumorado.
Nos sentamos a cenar, la conversación fue amena y la comida extraordinaria. Ya nos habíamos demorado el postre, y era uno de esos momentos hermosos en que todos ríen y disfrutan, y tú disfrutas viéndolos a todos, grabando el momento en tu mente para siempre. En ellos encontré otra familia, una de verdad. Pero, lo bueno no puede durar para siempre, justo en ese instante, tocaron el timbre, ¿quién será?, nos preguntamos todos.
La nueva huésped de la familia... Ashley.
En el rostro de Nicholas, pude ver el reflejo de mi propia expresión. Frankie, quién había ido a recibirla, volvió corriendo a posicionarse entre Joe y yo. Saludó a todos agitando su mano y sonriendo de manera absurda.
Planeamos hacer una improvisada noche de juegos. Me disculpé por un momento y fui a mi casa a buscar el regalo de cumpleaños que le debía a Nick. Él anunció su partida justo el día en que mi novio y yo les dijimos que lo nuestro era oficial. Se fue luego de un mes y medio, pero en ese tiempo, se había convertido en mi hermano, y en mi mejor amigo. Si bien Joe también lo era, con Nick podía sincerarme respecto a lo que me pasaba con Joseph, lo bueno y lo malo; y él había encontrado en mí a una compañera que podía hasta escribir canciones con él; teníamos algo único, una amistad pura, sin otras intenciones. Aunque a veces bromeaba tomándole la mano y diciéndole a Joe que lo engañaba con él, los tres nos llevábamos de maravilla.
Al volver de mi hogar, estaban ya todos en la sala, en la mesa, con bocadillos y bebidas por todos lados. Frank había escogido el juego "Clue", y habían decidido formar grupos. Kevin y Dani; Denise, Paul y Frankie... Joe y Ashley, Nicholas me esperaba para que hiciera equipo con él. "Bien", me dije a mi misma, tranquilizándome, "es sólo un juego". Cada equipo estaba a su lado respectivo de la mesa.
Pero esta chica, era aún más insoportable de lo que me imaginaba.
Abrazaba a mi novio cada dos segundos, se apoyaba en sus brazos. Él le sonreía y a veces acariciaba sus hombros. "Es sólo por cortesía", trataba de convencerme. Yo los miraba con mis puños apretados y mi ceño fruncido, estaba bastante molesta, debo decir; al parecer todos se dieron cuenta, menos Joseph y... ésa.
Después de finalizado el juego, sus padres fueron a dormir; y nosotros fuimos a jugar Wii. Aparentemente, ella juraba que los grupos seguían formados, se amontonó junto a Joe en el sofá, y le decía bromas al oído para luego reírse ella misma como una loca de remate.
Yo estaba compitiendo en bowling junto a Nick, él era el mejor jugador en esto, y en el juego real también.
"Mira cómo salta Demi cada vez que tira la pelota", decía Ashley, y se reía... junto a Joseph. Estaba tan enojada que ningún tiro me salía bien.
-Hey, calma- me dijo Nicholas en un susurro. Pero entonces miré a mi lado, y ellos dos me miraban como burlándose de mí.
¿Cuándo se habían vuelto amigos tan cercanos?.
-¡Eres una estúpida!- grité, arrojándole el control a Ashley por la cabeza. En estos momentos demoraba mi diferencia de edad e inmadurez. Escuché risas tras de mí, pero Joe se puso frente a mí, imaginé que así lo veía Trace hace varios meses atrás. Me asustó un poco verlo así.
-¡Demi! ¡¿cómo te atreves?!- gruñó -¿no puedes ser más inmadura?-
No me atreví a decir nada, me asqueó ver a la estúpida haciéndose la víctima, recostada sobre los cojines, quejándose y tocándose la frente con ambas manos. No fue tan fuerte. Mi novio me dio la espalda, y se dispuso a socorrer a Ashley.
-No puedo soportar esto- dije alzando mis manos en señal de rendición. Dani y los chicos, excepto Joe, trataron de detenerme. Pero estaba enojadísima. Tomé mis cosas y salí por la misma puerta por la que entré. No puedo soportar esto.

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