viernes, 11 de noviembre de 2011

Young Love Murderer II

El suave y esponjoso algodón de las sábanas acariciaba la desnuda piel de mis piernas, Travis estaba sobre mí dando pequeños besos en la comisura de mis labios. Mi cuerpo ansiaba el calor del suyo, lo abracé, aferrándome a su tibia piel que estaba cubierta sólo por su ropa interior.
-¿Te sientes mejor, amor?- me preguntó sonriendo de forma adorable.
Asentí para luego besarlo inmediatamente. Hace algunas horas él entró al camarín sólo unos minutos después de mí, me encontró llorando, echa un ovillo en el piso de madera que estaba cubierto de polvo, y congestionaba aún más mi nariz. Me vi forzada a mentirle respecto a mis lágrimas, "extraño a mi familia", dije. Bueno, éso no era mentira...
-Sí- le respondí, totalmente inexpresiva.
-Vamos, regálame una sonrisa-
Le sonreí, "amo tu cuando sonríes", dijo justo antes de besarme otra vez.
Se vistió después de ofrecerse a ir a comprar la comida para hacer un almuerzo. Yo me quedé recostada en la cama viendo televisión. Al cabo de unos cinco minutos tocaron el timbre, miré a mi lado y vi el teléfono celular de mi novio en el velador, "es tan olvidadizo", pensé, lo agarré y sin pensarlo fui a abrir la puerta.
El problema fue que no era mi novio. Apenas abrí la puerta y lo vi parado ahí, deseé haberme quedado acostada por siempre.
Mi pecho se apretó, apenas podía respirar, ¿por qué me seguía causando esto?.
-¿Puedo pasar?- dijo después de notar que yo no hacía nada. Asentí como por reflejo y le abrí camino hacia los sillones de la pequeña sala de mi departamento.
Cerré la puerta tras de mí, él me miró de pies a cabeza, "deberías ponerte...", dijo.
-Sí, lo sé- ya me había dado cuenta de que estaba todavía en mi ropa interior solamente. De algún modo, me dolía que él ya no pudiera verme así. Tomé una sudadera de Travis y me la puse torpemente.
Joe se acercó a mí, trató de tomarme por los brazos pero lo rechacé por completo.
-¿Podemos hablar?- me preguntó, sacudiendo sus manos a los costados de su cuerpo, como necesitando hacer algo.
-Estamos hablando, ¿no?- le respondí, me costaba ser tan fría con él. Deseé poder estar acurrucada en sus brazos, como en los viejos tiempos, era algo imperativo, mi corazón me lo exigía. Pero yo sabía que no podía, o mi orgullo me lo impedía.
-Me refiero a tener una conversación como personas civilizadas, Demi.- me dirigió una mirada de frustración, con la frase atascada en su boca por un tipo de desesperación.
-¿No querrás decir "personas maduras"? Porque si fuera por eso, te quedaría más fácil ir a hablar con Ashley, ¿no?- le reclamé, arrojando cada palabra con más desprecio del necesario.
Se tapó la cara con sus manos y dijo algo que no logré entender. Acto seguido, me miró directo a los ojos y en menos de un segundo sus brazos rodeaban mi cuerpo, me sujetó fuerte, pude sentirlo otra vez. Pude sentir su corazón latiendo con fuerza, el calor que emanaba, y el sentimiento que me transmitía. Con mis dedos me aferré a su polera, rasguñando su piel debajo de ésta.
-Tú también me extrañas- susurró y apoyó su mejilla en mi cabeza. Sí, él no tenía idea de todo lo que lo extrañé en este tiempo; ni siquiera yo me había dado cuenta, hasta ahora.
Levanté mi rostro y toqué con mi nariz su cuello, e inmediatamente un billón de mariposas revolotearon en mi estómago. Apreté fuerte mis párpados, mi corazón me pedía llorar, pero yo no quería.
-Ya me diste una segunda oportunidad, pero lo que de verdad necesito es una tercera...- sollozó, soltándome y tomando ahora mis manos. Lo observé hasta el momento en que advertí lo cerca que estábamos el uno del otro, como antes. Tal vez hayamos cambiado personalmente, pero entre los dos, nunca consiguió romperse ese lazo que nos unía, ése lazo que era mucho más importante que cualquier cosa.
Negué rápido con la cabeza, Joe se me quedó mirando sorprendido.
-¿Ya no sientes nada por mí?- su voz sonaba dolida, sus ojos lo reflejaban, también.
-Siento todo lo de antes y mucho más- le dije, sin pelos en la lengua, era hora de ser sincera con él, pero sobre todo, conmigo misma, este auto-engaño no daba para más -no sabes cómo deseo estar contigo cada noche cuando me acuesto, no sabes cómo extraño tu barba raspando mi rostro; no tienes idea de cómo extraño los besos que me dabas...- tomé una gran bocanada de aire para luego exhalar todo -extraño que me digas cuánto me necesitas.-
-Entonces, Demi, ¿por qué no puedes darme otra oportunidad?- me suplicó, hablando más fuerte que antes -yo aún te amo, cada día te amo y te extraño más y sinceramente no puedo seguir viviendo así...-
-No es tan fácil, me hiciste mucho daño, Joseph-
Él miraba por encima de mi hombro, sentí el ruido de la puerta atascándose contra el marco, Travis entraba con una sonrisa en el rostro, con la respiración agitada, fue hacia mí y besó mis labios con fuerza.
-Se me olvidó mi celular- rió. Él siempre estaba riendo o haciendo bromas, quizá fuera por eso que nos llevábamos tan bien. Pero la verdad era sólo eso, yo lo quería más como un amigo que como un amante.
-Hola, ¿quién eres?- dijo dirigiéndose a Joe con inocencia y con la misma alegría que traía desde que entró al departamento. Miré a Joseph y vi como secaba rápidamente una lágrima solitaria que iba cayendo por su mandíbula.
-Soy su novio- respondió Joe... y fue el momento más incómodo del mundo.

3 comentarios:

  1. Hola!! Lo siento muuuuuuuuuuchoooo por no haber comentado antes, pero no pude :( Hace muxo tiempo qe no leo ningun blog
    Recien ahora volvi a leer tu blog :$ Voy muy atrasada pero vale la pena :D Es dmc buena xD
    Y eso... Cdte muxooo!!

    ResponderEliminar
  2. oh dios mio kegjkergjkregjrgkrejghkergjherkgjregkjeg no puedo, esto cada día esta más bueno erkgjrekgjekrg ¡síguela!

    ResponderEliminar
  3. aaaaagggg, no podes dejarla asi!! voy a morir, jajaja quiero más! y mas seguido please!! me encanta, besooss :)

    ResponderEliminar