viernes, 2 de septiembre de 2011

Enchanted ~ 21.

Nos separamos bruscamente, más bien, nos separaron, derramé mi vaso y el contenido en mis propios pies.
-Joe- mi hermano me miraba entre enojado y consternado.
-¿Qué quieres?- dije riendo. Estaba un poco afectado por el alcohol, no mucho, pero estaba en la etapa  "feliz".
-Joe, Demi te vio- seguí riendo, no sé cómo no me pegó un combo en pleno rostro. En vez de eso, sólo me plantó una cachetada.
-¡DEMI TE VIO, IMBÉCIL!- al parecer el golpe sí sirvió de algo. Aunque tardé un poco en reaccionar, por lo menos lo hice, no estaba tan mal como pensaba. ¡¿AH?! No, no podía haberme visto... ¿para qué me engañaba a mí mismo?. Claro que sí, cualquier persona pudo haberlo hecho, soy un imbécil, tal como Nick había dicho. ¿Por qué rayos hacia esto?, tenía un debate en mi mente, mi hermano me miraba esperando, ansioso, una reacción o respuesta de mi parte.
Hice un amague de salir corriendo, la barrera que me impuso en frente me detuvo.
-Joseph, antes debes aclarar todo con Brenda- Hice un sonido con mi lengua en señal de frustración.
-Pero, Nick, Demi se fue, tal vez a dónde, ¿y si le pasa algo? ¿Cómo mierda voy a saber dónde está?- reclamé.
-Sólo tenemos que buscarla, pero ¡ANDA, JOSEPH!. Mientras más rápido soluciones las cosas, mejor- me miró desafiante. 
La busqué por todo el lugar, estaba en la terraza... con Trace. Apenas llegué dónde estaban ella se puso de pie. "¿Puedo hablar contigo?" le pregunté, nervioso.


-No te preocupes, Joe. Ya me di cuenta... de que tus sentimientos no corresponden a los míos, deberíamos seguir adelante- fue cómo culminó nuestra fugaz conversación.
-Gracias- besé su mejilla y me fui corriendo, no por cobarde; debía encontrar a Demi. Y otra vez, la odisea de buscar por todo el lugar, ¿por qué rayos era tan grande?.


Si no me equivocaba, era mi última opción. Abrí la puerta del baño de manera exagerada, ignorando completamente el cartel con un vestido tallado que colgaba desde un clavo. Mis primas se maquillaban, atentas a su reflejo en el espejo que ocupaba todo el ancho de la pared, por sobre los lavabos.
-¿Qué haces aquí?- me miró una de ellas extrañada.
-¡Demi!- grité, buscándola con la voz; ignorando a mis familiares por completo, de todas maneras, nunca habían sido muy agradables.
De todos los compartimientos del baño había uno sólo con la puerta cerrada, se asomaban unos tacos altísimos, con brillos encima.
-Sal de ahí, por favor- dije golpeando la puerta con mi palma. Ninguna respuesta -¡Demi, por favor! Necesito hablar contigo- supliqué.
-¿Qué demonios haces, Joseph?- preguntó otra de mis primas. Ni siquiera me tomé el tiempo de hacerle caso, o de escucharla.
-¡DEMI!- exclamé apoyando mi estómago en la puerta, con mis brazos arriba, parecía un verdadero idiota, no importaba. Seguí golpeando con mis puños, insistiendo.
El pestillo se abrió en cuestión de segundos, y Demi salió violentamente, tratando de esquivarme.
-Demi, Demi escúchame- la tomé de ambos brazos posicionándola por delante mío.
-¿Qué? ¿Ya te aburriste de tu amiguita esa? ¿Ya tuvieron relaciones y ahora vienes conmigo?- respondió, nunca pensé que diría algo así.
-Demi, por favor- dije -habla más despacio, ellas son mis primas- le susurré agachando mi cabeza.
-¿O sea que es verdad? Eres un tonto, además, ¡no importa quiénes sean ellas! ¡No me importaría ni que la reina estuviese aquí!- chilló.
-Yo estaba saliendo con Brenda, pero cuando- "¡¿TERMINASTE CON BRENDA?!", exclamó una de mis parientes... -pero cuando llegaste, Demi- clavé mi mirada en la de ella, seguía observándome con un mal fingido "odio", pero, sin duda, estaba enojada -cuando llegaste todo cambió, no sé qué me hiciste, pero sólo podía pensar en ti, no podía ni dormir tranquilo. Fui un idiota al no terminar con Brenda inmediatamente, pero sólo me importabas tú- cada vez iba aumentando el volumen de mi voz, ya daba lo mismo quién escuchaba -me importas tú- reparé.
Solté un suspiro, ella seguía mirándome.
-¿Quieres decir que fui "la otra?"- enfatizó -Me utilizaste, Joseph, no entiendo cómo...-
Ya no podía más con esto, la acerqué a mí, y la besé apasionadamente. Se resistía y me golpeaba como podía, pero yo tenía más fuerza que ella. Ubiqué mis manos en sus caderas, y fui dedicándome más a sus labios. Sentía un ardor recorrer todo mi cuerpo, un ardor agradable, dulce, satisfactorio. Por mucho que me gustaba esa sensación me separé de ella.
-Cállate- le dije con mis ojos aún cerrados. Ya estábamos solos en el baño a ese instante.
-¿Y tú crees que puedes venir a besarme y todo terminará bien?- protestó. Pero yo bien sabía los estremecimientos que tenía cada vez que le daba un beso. La abracé fuerte, tanto, que podía sentir sus... "boobies" contra mi pecho.
-Si tan sólo me escucharas- dije, me agaché para tomar sus piernas con una de mis manos, con la otra su cintura. la cargué como lo hacen los típicos recién casados en las películas. Como era suponerse, ella seguía reclamando, la saqué de ahí, pasamos desapercibidos por el salón. Y la saqué del lugar del evento, también.
La llevé hasta las cabañas que estaban justo al lado, eran de nuestra familia, veníamos a quedarnos todos los veranos. Al llegar, Demi ya estaba riendo en vez de estar gritándome.
Entramos, subimos al segundo piso, a "mi pieza", y la bajé cuidadosamente, ella aún reía, la observé hasta que se detuvo.
-Me encantas, Demi- le dije, para fundirnos otra vez en un apasionado beso, esta vez los dos lo queríamos, introduje mi lengua en su boca, y la junté con la de ella, se enredaban y chocaban como en una furiosa pelea. Nos separamos, nuestras respiraciones estaban agitadas, y mi corazón iba a cien mil por hora. -¿Me dejarías explicarte todo?- supliqué una última vez.


-¿Podrías perdonarme? Sé que fui un imbécil- dije, después de haberle contado todo.
-Fuiste un imbécil conmigo y con Brenda, Joseph. ¿Por qué no terminaste con ella antes?- me miró con ojitos de cachorro. Cada vez que hacía eso me daban unas ganas increíbles de abrazarla y no soltarla nunca más.
-Ya te dije por qué, creí que si dejaba de llamarla ella entendería- me acomodé un poco en la cama, estábamos sentados frente a frente.
-Las mujeres no somos así...- se quedó observándome, estaba por decir algo, pero ella siguió -pero bien, no es mi problema- sonrió tímida -entonces, llegamos a la conclusión que...- dijo esperando a que yo terminara la oración.
-La conclusión es que te quiero sólo a ti, la conclusión es que debo confesarte, que cada vez que te veo mi corazón da un brinco, mi frente empieza a sudar, mi respiración es diferente, mi cuerpo se estremece, y no puedo despegar mis ojos, ni mi mente, de ti, contigo soy distinto, contigo soy una mejor versión de mí, porque eres diferente a todas las chicas con las que he estado, tú me das confianza, tú me vuelves loco.- respiré profundo para recuperar el aliento, me sentía avergonzado de todo lo que había hecho, respecto a ella y Brenda. -¿Podrías perdonarme, por favor?- subí mi mirada para quedarme en sus ojos otra vez, me observaba desconcertada, preocupada, como si algo me hubiera pasado y ella estuviese en shock. Pero su mirar se fue suavizando, de a poco, me expresaba una ternura extraordinaria.
Se hincó, acercándose a mí, sus manos fueron dulcemente hacia mi cuello, y sus labios quedaron tan cerca de los míos que podía sentir una tensión que no puedo explicar.
-Yo no soy quién para perdonar- dijo, con cada palabra que pronunciaba, sus labios rozaban con los míos, me estaba provocando involuntariamente -pero, te confieso que, a mí me pasa exactamente lo mismo, y yo también, quiero estar sólo contigo.-
Nuestra distancia se esfumó en todo el cuerpo, al besarme, hizo que me inclinara hacia atrás, quedando recostado, pero con mi cabeza en la almohada. Su cuerpo estaba sobre el mío, me acariciaba la nuca con sus frágiles dedos. Yo no sabía qué parte de su cuerpo tocar, no era consciente de lo que hacía, tampoco. Pasaba mis manos por toda su espalda y costillas, estoy segura de que en más de alguna ocasión debí haberle acariciado el trasero, o un poco más arriba de las costillas, en su escote, pero mi cuerpo actuaba por sí sólo. 
Ahora, esos besos, nuestros besos, eran apasionados, dedicados, nuestra confianza aumentaba, y nuestro cariño también. Su aroma me impregnaba entero, su delicadeza me invadía por completo, y su imagen cada vez se hacía más espacio en mi mente, y en mi corazón. ¿De verdad me estaba enamorando de esta chica?, no lo sé, si fuera así, no me molestaría... no, para nada.



2 comentarios:

  1. iefjkegjekgjgkergjkergjkr sus 'boobies'

    dios, morí entera con este capítulo, quiero ver que pasa 1313

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  2. Ayyy Dios! Mori! Con este capi! ayy porfa seguilaaa....

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